Cada día es una fiesta para Yoongi y los chicos de CYPHER, la banda de rock más grande del mundo. Pero todo se detiene cuando el cantante principal, Jungkook, sale del estudio un día y nunca regresa.
Después de meses de audiciones mediocres, un ángel entra por la puerta y las oraciones de la banda son contestadas.
Carismático. Talentoso. Mágico detrás del micrófono. Seokjin es todo lo que han estado buscando.
Con una voz a la altura de su impresionante belleza, Yoongi, el chico malo por excelencia del grupo, no tarda en prestarle atención. Pero hay varias razones por las que esto es una mala idea:
1. Las relaciones en la banda son desaconsejables.
2. Yoongi ya ha roto la regla 1, y fue un gran error.
3. Seokjin es hetero.
Lástima que el cuerpo de Yoongi no esté escuchando a su cabeza, al menos no a la que está sobre sus hombros. Pero no se puede negar la química, ni en el escenario y ciertamente no fuera de él, ¿y Yoongi y Seokjin? La tienen a montones.