Dando vueltas en el mismo sitio y creyendo que me las sabía todas, choqué contra la pared constantemente. Quise alejarme del dolor, de los problemas e incluso del amor, en un intento equivocado de evadir los malos momentos. Creía que ser una adulta de veinticuatro años sería más fácil si esquivaba cada callejón sin salida que encontraba en mi camino. Fui algo ingenua al pensar así, porque no puedes creerte más lista que nadie, no puedes subestimar el destino, ni tampoco huir... "huir no es una opción." Porque el dolor siempre llegará a nuestras vidas, los problemas tarde o temprano nos alcanzarán y del amor nadie se puede salvar.
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