Helaena mira con cierta ironía todo lo que sucede en el palacio, como el plan de su abuelo por usurpar el trono de hierro se fue al caño en el momento en que se presentó la casta de Aegon, la de Aemond y la Daeron. Ya nadie podía oponerse al reclamo de su hermana, pues ella es la primogénita entre todos los hijos omegas de su padre. Ella sabe lo que ellos intentan ocultar, la llama que se enciende por sus vínculos no puede extinguirse aunque así lo deseen sus familias.