El nuevo año no pudo empezar peor para Hannah: rompió con su novio, la despidieron del trabajo y, por ende, el banco rechazó su petición de crédito para emprender su nuevo negocio. Abatida y frustrada por la situación, Hannah recurre a medidas desesperadas: decide donar sus óvulos a cambio de una buena suma que la ayude a pagar el alquiler mientras decide qué hacer. Va a la clínica para someterse al procedimiento y todo parece estar bien, recibe la paga y se marcha, pero a los pocos días se comunican con ella para decirle que fue un error: no le extrajeron los óvulos, sino que realizaron una inseminación artificial. Se entera de que un magnate multimillonario buscaba un vientre de alquiler para gestar a su futuro bebé y el destino quiso que ella fuera la candidata y merecedora de una fuerte suma de dinero que podría cambiar su vida por completo si decide continuar el embarazo. ¿Qué hará ante este giro de acontecimientos? Hannah podría tenerlo, desde luego, después de todo le encantan los niños. El problema es que solo le encantan los niños de otros y solo un par de horitas, ya que luego no los soporta. La maternidad no es lo de Hannah y lo sabe desde siempre. Es simple, no quiere ser madre y no hay mayores explicaciones para eso. Llegando un sexto problema cuando se enamora del hombre al que le insertaron su semen y cuyo mayor sueño es tener ese hijo que Hannah no quiere tener con sus mismos ojos negros ahora que la conoce. Así que nada de plagios, adaptaciones, traducciones o copias de ningún tipo, ¿Queda entendido? Y, por cierto, esta historia contendrá triángulo amoroso, embarazo no planeado, mención de querer abortar, unas que otras palabras soeces y ligero contenido para adulto sin llegar a lo explícito.
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