Ángel piensa que Aki está actuando muy extraño, lo mira por largos ratos con una mirada tan oscura y al mismo tan distante que a Ángel le da escalofríos. Hasta que un día en el trabajo durante el descanso, le pide que hagan un contrato. Su excusa, es que sería más seguro para Aki, que él fuera inmune a la absorción de energía vital de Ángel Después de semanas de pensarlo, Angel acepta, sin saber que acaba de darle la llave a un cazador acechando a su presa. -Aki...-Murmura Ángel en un hilo de voz confundido-¿Qué haces...? -Mueve sus muñecas en un ademán de querer empujar al hombre más alto que él fuera de su cuerpo, pero es inútil, sus muñecas están bien sujetas entre sí al copete de la cama con una corbata que no sabe a quién pertenece -¿Qué hago Ángel? quiero hacerte entender lo molesto que estoy cuando alguien más mira y toca lo que es mio. Esta piel tan blanca debería llevar mi marca, así posiblemente la persona que quiera pasarse de listo entenderá que ya tienes dueño ¿tú qué dices? Ángel jadea sorprendido cuando los labios de Aki se acercan peligrosamente a la piel expuesta de su cuello con la clara misión de dejar moretones y mordidas que ni la camisa del uniforme va a poder ocultar. Aki Hayakawa podía verse como un hombre sereno y tranquilo, pero muy en el fondo sus sentimientos de posesividad eran una bomba de tiempo. Contenido +18