Olvidado, desdichado, desafortunado y maldecido, un hombre que no recuerda su nombre, muere junto a su esposa, encerrado en el vacío de la existencia misma, condenado a sufrir de un intermitente y duradero dolor por toda la eternidad. Hasta que un día logro salir de su infierno personal, sin motivaciones, sin alegrías, sin emociones...su mente no estaba rota, faltaba muy poco para que eso pasara, había olvidado varias cosas de su vida, personas, lugares, sueños y esperanza fueron enterradas en su mente.
Después de vivir tanto tiempo en el agujero de la mísera, solo busca una vida pacifica donde pueda vivir tranquilamente, mientras avanza en la oscuridad de la noche buscando la razón por la cual no se había vuelto loco en el vacío.
Aunque había varias cosas de los que él no sabía, cosas que eran realmente asombrosas. Incluso superando sus expectativas es hora de que la tercera entidad llegue al mundo, donde las reglas del partido divino que define una guerra de miles de años, fueron rotas, cuando aquel que no debía morir fue asesinado, cuando aquellos que participan no cumplieron las reglas y decidieron jugar con la existencia, solo cuando eso pase, conocerán lo que es realmente un CASTIGO DIVINO.
Meghan toda su vida ha sido aventurera, maleducada y desubicada, hasta que tiene que dejar de serlo. La muerte de su padre la hizo viajar hasta el palacio del reino Elaetus con su madre, padrastro y hermanastro, a los qué, aun así, considera una familia.
Pero apenas días después de empezar a vivir en el palacio descubre que hay una maldición en todo el mundo perjudicando a todos los reinos, incluyendo Elaetus.
¿Meghan tiene que ser princesa o descubrir su verdadera identidad?
En todo el recorrido hay un gato negro de ojos verdes que no deja de ayudarla para derrotar lo que sea que perturbe su mundo. Pero al final todo es al revés.