SPRIGGAN

A finales del siglo XXI la humanidad entró en un abrupto declive. La tasa de natalidad descendió hasta cotas ínfimas, causando una gran preocupación en los organismos internacionales. No obstante, esto sólo fue el comienzo. La mayor conmoción surgió al comenzar a sucederse casos de muertes súbitas, sin razón aparente, que diezmaron a la población mundial, provocando la histeria colectiva. El nombre que se le dio a esta sucesión de fallecimientos fue Gehena, y a su desconocido promotor, Abadón.
Los organismos gubernamentales, junto con la Organización Mundial de la Salud, pusieron en marcha un plan de contingencia. Creando un grupo operativo de científicos e investigadores voluntarios, los sometieron a un proceso experimental de aumento cibernético y nanotecnológico para prevenir los síntomas de la muerte súbita. Estos adalides serían los encargados de analizar e investigar los incidentes.
Tras 200 años sumidos en la Gehena, la humanidad ha visto reducida su población mundial en un 87 %. Ciudades y núcleos de población han sido abandonados y reclamados por la naturaleza. La ausencia de presencia humana propició una nueva iteración en la evolución de ciertas especies. Este proceso evolutivo generó nuevos y peligrosos depredadores y ecosistemas, que hacen aún más difícil la supervivencia de los remanentes de la humanidad.
Los investigadores cibernéticos aún no han encontrado pistas sobre Abadón o la causa de la Gehena. Ahora olvidados por los descendientes de sus creadores, sobreviven en este nuevo mundo, algunos como mercenarios, otros como saqueadores. Aunque aún quedan algunos que continúan con su misión original. Ellos son la última esperanza de la raza humana.
Ellos son... SPRIGGAN.