Hay momentos, lugares, palabras o personas que aunque son fugaces, se vuelven trascendentales. Tan significativas que aunque pase el tiempo, las consecuencias de haber cruzado caminos se vuelven más importantes de lo que cabría esperar. Eso fue Goryeong para Kim Namjoon, Goryeong y ese chico que llegó en noviembre y se marchó en enero.