Querida,Juliette - Carlos Sainz
Desde el momento en que abrí los ojos por la mañana, la floristería de mamá siempre estuvo presente en mi vida. Sus aromas envolvían cada rincón de nuestra casa, recordándome la belleza efímera de la vida. Pero cuando mamá partió, la fragancia de las flores cambió. Se mezcló con el dolor, con la nostalgia, con el anhelo de su presencia.
Papá, Toto Wolff, siempre fue mi ancla en medio de la tormenta. Me mimó, me cuidó, pero cuando heredé la tienda de mamá, algo cambió en él. No podía entender por qué quería seguir adelante con el negocio, por qué deseaba trabajar entre los pétalos y las hojas marchitas. No entendía que cada flor tenía un significado, cada ramo contaba una historia, como la nuestra.
Luego llegó Susie. Una nueva presencia en nuestras vidas, un cambio de rumbo inesperado. Papá creía que ella podría llenar el vacío que mamá dejó, pero yo nunca podría verla como mi madre. No quería verla como mi madre. No quería que nadie ocupara ese lugar que mamá tenía en mi corazón.
Pero entonces, papá me sorprendió. Me abrió una puerta a un mundo totalmente nuevo, un mundo lleno de motores rugientes y emociones vertiginosas: la Fórmula 1. Conocí a Carlos Sainz, un hombre cuyo nombre resonaba en los circuitos, pero cuya sonrisa cálida me robó el aliento. Poco a poco, entre carreras y momentos robados entre los boxes, mi corazón comenzó a latir al ritmo de su motor.
Nuestra diferencia de edad era un obstáculo que amenazaba con detenernos, pero el amor no se rige por las normas convencionales. En sus ojos, encontré un refugio, un lugar donde la edad era solo un número insignificante. Y cuando me dijo esas palabras mágicas, cuando me llamó "la flor más hermosa del mundo", supe que estábamos destinados a desafiar al tiempo juntos. Porque en su amor, encontré mi hogar, mi refugio entre los pétalos y los sueños.
