Cada una de nosotras sueña con un compañero ideal, delineando mentalmente sus características perfectas. Pero nunca imaginé que las líneas de esa imagen tomarían forma al conocerlo. Su cabello rubio, pecas, ojos café oscuro, piel clara y rostro amigable eran como si mi deseo hubiera cobrado vida. La alegría de tenerlo en mi vida, de finalmente conocerlo, era indescriptible. Pero en medio de nuestras conversaciones, debí haber prestado atención a otra voz, a un mensaje de sacrificio proveniente del hombre que entregó todo por mí.Tous Droits Réservés
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