Desde que mi padre supiera que era un omega empezó a contratar personas para que estén pendientes de mi, me enseñaron a defenderme y a pisotear a cualquier Alfa que se me acercará con malas intenciones, yo no tenía ninguna tipo de problema con ello, pero pasando el tiempo me empezó a irritar, ya no podía salir sin ser acompañado de Ana o de alguien más, Ana era como mi segunda madre para mi, me dio todo lo que no pude tener de mi padre.
Un día mi padre me llamó para darles la bienvenida a los Walker, un compromiso que iban a trabajar en el castillo, tenían un hijo demasiado tonto para mi, todo el tiempo mantuvo una sonrisa tonta en su rostro, mi padre me comentó que ese niño iba a ser mi nuevo amigo y asistente, lo tomé bien sin saber que después de unos años todo cambiaría, mi celo.
Me metí en este juego de alto riesgo por una sola razón: salvar a mi hermano de una deuda que lo estaba consumiendo. Pero nada podía prepararme para lo que encontré al entrar en este mundo de apuestas y secretos. Mi hermano estaba allí, pero no estaba solo. Y entonces, mi corazón se detuvo al ver una cara que creía haber olvidado para siempre... la de mi ex pareja.