Si la senda del héroe solo conduce a la ruina y el desprecio, ¿qué sentido tiene la rectitud? Él lo ha aprendido de la forma más brutal. Destrozado por un mundo que devora la bondad y escupe a los inocentes, su espíritu, una vez puro, ha sido forjado en la forja del resentimiento. La resignación ha cedido el paso a una determinación férrea: se alzará por encima de todos, no para protegerlos, sino para dominarlos.
La pregunta resuena con una crudeza implacable: ¿Mueres siendo un héroe, o vives lo suficiente para convertirte en un villano? En esta historia, nuestro protagonista no busca la redención, sino el poder absoluto. ¿Qué destino le aguarda a quien elige la oscuridad cuando la luz solo le ofreció dolor?