How to deal with a broken heart - Kidlalagus

Con Samuel habíamos empezado a salir cuando teníamos dieciséis años, en el secundario, estuvo más de seis meses invitándome a salir todos los malditos días dejándome una flor (arrancada del jardín de su madre) sobre mi pupitre. Estuve rechazándolo por 126 días ¿Como lo sé? Sigo teniendo la agenda en donde marcaba esos días con un puntito del color correspondiente al de la flor que me daba ese día, nunca odie tanto los fines de semana como en esos meses, los días que no iba al instituto me la pasaba soñando despierta y haciendo apuestas con Juli, mi mejor amiga, sobre qué color tocaría el lunes siguiente. Claro que nunca le conté a Samuel porque no quería que supiera que siempre estuve más enamorada que él, me había prometido mostrarle todo lo que estuve atesorando cuando cumplamos los diez años juntos, esa era la fe que nos tenía.
A medida que fueron pasando los años mi enamoramiento se fue solidificando y seguí suspirando por cada gesto romántico que tenía hacia mí, por más mínimo que sea. Nos acompañamos en todo, días tristes, días felices, festejamos los logros alcanzados y nos amamos el doble en los días que no todo salía como debía. Peleamos, nos insultamos y no nos hablamos por días pero también sabíamos pedirnos perdón, reconocer nuestros errores y siempre nos volvíamos a elegir, yo siempre lo iba a volver a elegir. Pero todo comenzó a ocasionarme pequeños ataques de ansiedad hace aproximadamente dos años cuando de la mismísima nada volvió a aparecer su mejor amiga de la infancia y que también para sorpresa de nadie había sido su primer amor ¿Fui la única que no lo vio venir? Lo más probable es que sí.