En los callejones grises de este desolado escenario, mi paso se torna un lamento silencioso en medio de la eterna guerra contra el infierno que ahoga nuestras esperanzas. Este es mi legado, un mundo marcado por el estruendo constante de la contienda, donde el rugido de la batalla es la cruel sinfonía diaria. Aunque mi desprecio por esta cruda realidad persiste, la convicción de ser el milagro singular capaz de cambiar el destino se apodera de mi alma. Entre explosiones distantes, disparos y el aullido del inframundo, me ergo como el insólito milagro destinado a librar a este mundo, envuelto en un dramatismo que se mezcla con las lágrimas derramadas en este campo de batalla eterno.