Desesperación: Desesperación era todo lo que sentía aquella mujer mientras como loca conducía por la oscura carretera. Su hijo seguía desaparecido y ella sabía que no se había escapado. Los policías solo le decían que debía haber escapado y que hasta que no transcurrieran, un mínimo de 72 horas no lo podían dar por desaparecido. ¿Dónde quedó la alerta ámbar? ¿Estaría ella dispuesta a aceptar que su hijo muriera en manos de sus captores?