Ella es una de las mujeres más devotas a Dios que he conocido y al mismo tiempo es una de las personas más pecadoras que ha pisado la santa tierra. Ella se arrodilla ante Dios cada día suplicando perdón y redención y al mismo tiempo yo me arrodillo ante ella para otorgar pasión y demostrar mi sumisión. Ella proclama el nombre de Dios por medio de sus rojizos labios, pero en su espalda baja tiene tatuado el nombre de Judas. Ella es la santidad y el pecado en sí mismo. Ella es fidelidad y traición. Ella es la amante de Dios y del diablo.
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