[TERMINADA]
Mundos completamente distintos, ajenos el uno del otro.
Resultaría difícil siquiera imaginar que ellos podrían congeniar tan bien, siendo tan distintos, con pensamientos tan diferentes. Y personalidades completamente opuestas. O eso creían, al menos.
Ninguno imaginó jamás la posibilidad de que sus mundos se unieran, convergieran o se encontraran siquiera; todo fue gracias a la proclama del rey Ben. Y, aunque, había quienes repudiaban la idea de que los hijos de los villanos vivieran en Auradon, aquello no sería impedimento para que fuera de esa forma.
Claro, fue una sorpresa al principio, escuchar la nueva proclama real. También lo fue ver a los primeros cuatro elegidos, y en definitiva también lo fue ver lo bien que se adaptaron en poco tiempo.
Pero cosas más impresionantes existían en su mundo y no parecían ni medianamente sorprendidos por ello. Cosas como criaturas asombrosas, hadas... magia.
Ah, la magia. La cual parecía estar casi extinta en la actualidad, había unos pocos que todavía poseían la plena habilidad de la magia -continuando el legado de sus padres.
Y ella era uno de esos pocos.
● ● ●
[La historia originalmente pertenece a Disney, al igual que sus personajes. Y aquellos como Jade, entre otros... son míos, al igual que sus historias]
[Esta historia puede contener violencia, lenguaje fuerte, escenas sexuales explícitas y/o fetiches. Leer bajo su responsabilidad]
[Esta historia está protegida por Derechos de autor, prohibida su copia total o parcial]
-V
Miranda Priestly es una reconocida diseñadora, dueña de Runway, una de las casas de modas más famosas del país. Su vida marchaba normal: Fría, monótona, calculada y llena de comodidades, un marido y dos hijas, estas últimas, la razón de su existencia. Las gemelas eran el color en su vida bastante gris.
Andrea Sachs llegará a su vida de una forma peculiar, para remover todo lo que parecía en quietud.
El destino se encargaría de unirlas.
Miranda,15 años mayor que ella. Jamás imaginó perder el juicio por una jovencita de 25 años. Perder el el juicio por una mujer, ¡una mujer!
El sentimiento que nacería entre ambas no es algo que puedan detener. Siempre estuvieron predestinadas a encontrarse, a completarse... a enamorarse.
Ellas no lo buscaron. Pasó porque el destino así lo trazó. Pues algo así no lo planeas, SIMPLEMENTE SUCEDE.