Le ví en el otro extremo del pasillo. Oh, no. ¿Qué hacía él aquí? La última vez que le vi fue... Bueno, ya da igual. Se acercó a mí lentamente, mientras yo retrocedía hasta chocar con la pared. -Vaya, has cambiado -susurró, acercándose aún más a mí. -Ya nunca seré la misma -dije, con lágrimas en los ojos.