Tenía trece años cuando sucedió. Tenía trece años cuando huí de casa. Y tenía trece años cuando tuve que aprender a sobrevivir. Las mujeres involucradas en la mafia, éramos ceros a la izquierda. Vivíamos en un mundo gobernado por y para hombres. Pero yo estaba cansada de eso y lo que más deseaba era ver al Capo de Cosa Nostra muerto. Aunque, aparentemente, no era la única que deseaba enterrar al jefe de la mafia italiana. La Ndragueta era una mafia también italiana que estaba deseando quedarse con el territorio de Cosa Nostra. Y el Capo de esta estaba dispuesto a hacer caso a una mujer por primera vez en su vida si eso significaba quedarse con Italia. Una maldita guerra de mafias donde no había sito para el amor o las mujeres. Sin embargo, nunca se me dio muy bien seguir las normas.