Sus manos se deslizaron por la mesa, la sangre derramada de su boca era tan espesa y oscura como la noche. Miro al chico que había criado por tantos años como su hijo, sangre de su sangre y carne de su sangre. Había encontrado su final con este maldito bastardo enfrente suyo y maldijo con la voz rota en un hilo descompuesto. Había caído bajo el encanto de sirena de tener por primera vez a su príncipe tan preocupado por su salud. -¿Por qué lo hiciste?-sus manos resbalaron ante su propio peso-te crié como mi hijo-su cabeza golpeó fuertemente contra la mesa. Antes de que su cuerpo se resbalara por el peso muerto, la última visión de unos labios rojos sonriendo con maldad fue lo que le espero para el final de su vida. -Porque escogiste a mi madre-sonrió con malicia.