- Qué mierda... Kim se quejó. Por instinto, llevó sus manos a su rostro para limpiar el exceso de agua que aún le escurría por las mejillas. - Creí que te había advertido que te mantuvieras al margen de mis asuntos -, lo regañó Porchay. En ese momento, la cita de Chay apareció por el otro extremo y todo cobró sentido para Kim. Oh, diablos. Le estaba llevando serenata a su ex, en pleno San Valentin. Kim nunca antes se había sentido tan humillado.