Noventa minutos a la luz de la luna inquieta, con sentimientos a flor de piel, el alcohol haciendo de las suyas y más de una confesión en la punta de la lengua. ¿La cita perfecta para el comienzo de un amor, cierto? Uno para nada sencillo y con más de un obstáculo, uno capaz de irse como espuma de cerveza, con miedo a reconocerse...