Las chicas buenas no bailan.

"-Buenos días Ali.
Mierda-Dios-Bendito-Santo-Pero-Que-Narices-He-Hecho-Me-Muero-O-Me-Matan.
Ante mi hay un chico, bueno, un pedazo de tío de metro noventa semidesnudo.
Lleva el increíble cabello oscuro mojado y se le pega a la frente y la nuca, los pantalones bajos de chándal le bailan sobre las caderas de un modo que mi madre calificaría de demoníaco, y lleva el torso desnudo cubierto de tatuajes... Cubierto de malditos y terroríficos tatuajes. ¡¿Quien se mutila así la piel por gusto?!
Una revelación me golpea.
-Mira, si me has secuestrado tienes que saber que no van a darte nada por mi, mi madre no tiene dinero, el vestido que llevaba anoche era de marca pero solo porqué me lo prestó una amiga y también ella me invitó a esa discoteca yo no podría haber entrado, y por otra parte si la llamas para pedir un rescate sabrá que salí anoche y no te hará falta matarme porqué me matará ella misma. Y si lo que quieres es violarme... o... Dios, ya lo has hecho!?
El pánico me hace hablar atropelladamente.
Él se muerde el labio:
-Vaya... me dijiste que eras una heredera... ¿Cómo pudiste mentirme de un modo tan vil?¡Me casé contigo por Dios!"
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Alicia lo tiene todo bajo control, ha tenido una vida dura pero por fin ha conseguido entrar en la universidad para lograr su sueño... Es una buena chica, la hija que su madre siempre ha deseado tener... Pero su vida está a punto de cambiar, está a punto de conocer a unos gemelos que le mostraran que incluso las chicas buenas, a veces, bailan.
Claudia y Will viven al límite, ninguno de los dos pinta nada al lado de la cándida y dulce Alicia y sin embargo ambos comprobaran pronto que no es tan fácil alejar de sus vidas a la maravillosa chica.

Si buscas diversión, romance, un poquitín de drama y demás, lee esta historia.