Había una vez un pequeño vampiro, sin colmillos, ni alas, diferente a los demás, sin aquello que definía una sociedad de vampiros donde todo giraba en torno a tus colmillos y alas.
El pequeño vampiro sin colmillos ni alas, fue repudiado, por ser diferente, repudiado por todos, menos por su madre. Su querida madre que incondicionalmente lo amaba y lo apoyaba, era su soporte en un mundo que lo apaleaba día a día.
Apesar de no tener colmillo ni alas, soñaba con volar alto ¡Más alto que cualquiera! Hasta llegar a la luna, donde todos lo mirarían con admiración y el con una sonrisa, los guiaría hacia la felicidad, llevarlos hacia el día sin que se quemaran y se volvieran cenizas, pues el desde lo más alto taparía los rayos del sol con su cuerpo, para que los demas pudieran apreciar el hermoso amanecer, bajo su cálida sombra... Ese era el sueño del pequeño vampiro... Lo era.
[Desgaste rápido + Mimos grupales + Lider femenina gentil + Escoria aplastante]
Su Zhiruan había muerto inesperadamente y estaba atada al Sistema de parto.
Completar tareas le haría ganar la vida eterna y una riqueza inagotable.
¡Esto suena genial! En su última vida, no tuvo hijos. Después de unirse al sistema, fue bendecida con muchos hijos y fue mimada hasta el cielo por el protagonista masculino.
¡Todos sus hijos eran obedientes, sensatos y fáciles de criar, lo que la convirtió en una verdadera portadora de fortuna!
[Escenario uno]: Cinco años después del reinado del Emperador, el harén no había producido descendencia. Después de una noche de pasión con Su Zhiruan, el harén se llenó de príncipes y princesas.
El Emperador los adoraba incluso durante las sesiones de la corte, dejando de lado su comportamiento imperial para jugar con los niños y enseñar personalmente a los príncipes. Su mirada hacia Su Zhiruan se volvió cada vez más ferviente.
"Querida, ¿te gustaría ser mi Emperatriz y juntas cuidar de nuestros hijos, convirtiéndote en mi esposa por encima de todas las demás?"
[Escenario dos]: Se rumoreaba que el caballero más misterioso de la capital estaba discapacitado. Se acercaba a la mediana edad y no tenía descendencia.
Sus parientes lo observaban con curiosidad y deseaban su muerte a diario.
La llegada de Su Zhiruan desbarató por completo sus planes, ya que ella le dio a este apuesto hombre una prole de hijos.
Cuando pensó en irse, él la abrazó, sus ojos normalmente fríos y orgullosos llenos de súplica. Su voz era profunda y baja.
"Esposa, por favor no me dejes a mí ni a nuestros hijos. Te lo ruego".