Izuku nunca se había considerado a si mismo una persona especial, a su corta edad de 10 años había aprendido por experiencia propia que el mundo era un lugar cruel, lleno de personas sin empatia que podían superarlo en muchos aspectos y pasarle por encima a cualquiera sin importarse en ello. En el mundo había dos tipos de personas: los que habían nacido para brillar por lo alto, y los que estaban destinados a ocultarse en las sombras; y él no era la excepción de esta última. Así que el día que Midoriya Izuku recibió su carta de aceptación a Hogwarts su vida cambió por completo, ¿que sentirías si de la noche a la mañana te enteras que la magia existe, los magos y brujas eran reales y no sólo cuentos infantiles, te ves rodeado de criaturas extrañas, hechos fantásticos, varitas, escobas voladoras, y miles de jóvenes igual que tú conjurando hechizos con nombres tan extraños como el mismo castillo en que ahora estás viviendo?
Izuku tendrá que aprender a acoplarse a ese mundo sobrenatural del que ahora es parte, mientras lucha con el horrible sentimiento de ahogo y taquicardia en su pecho cada vez que se encuentra con el hijo del profesor en enseñanza contra las artes oscuras: Shoto Todoroki
Ese joven brillante, alabado por alumnos y maestros, que parecía no tener una sola expresión en su rostro y no conocer nada acerca de las emociones. El único estudiante con un linaje familiar repleto de magos y brujas, la excelencia era algo que venía en sus venas
¿Un nacido de muggles y un pura sangre en todo el explendor de la palabra podían relacionar sus vidas de alguna manera? Él esperaba que sí, o al menos, en el fondo estar junto al otro era lo que ambos querían, aunque no fueran capaces de enterarse de sus propios sentimientos