Rubén Doblas suele destacar por sobre los demás, así fue desde siempre. Ya sea por su condición de recesivo o por su personalidad. Sin embargo, él se considera conforme con su vida solitaria. De un día a otro, las cosas se complican cuando consigue un nuevo empleo en una guardería y desarrolla un fuerte vínculo con Spreen, un arisco niño de ojos violetas; cuyo padre hace que el mundo de Rubén se vea irremediablemente trastocado. "A Rubén no le quedaban dudas. Ellos eran la familia que siempre había anhelado".