Mi existencia ya no conservaba esa luz que habitualmente brotaba como la hermosa primavera, todo parecía desmoronarse ante mis ojos y presencia, sin embargo, una pequeña esperanza salió a refulgir en cuanto percibí una sombrilla cubriendo mi cuerpo de la fuerte lluvia. Unas delicadas manos colocaron a su lado lo que parecía ser una pequeña caja de leche, acompaña de una porción de pan, mi mirada fue ascendiendo hasta dar con su jovial rostro. Descubriendo a un joven bastante peculiar y hermoso, una sonrisa cuadrada que podría hacer que cualquier persona se derritiera, y con esa pequeña sonrisa y ese pequeño acto, una nueva esperanza y un anhelo de poder vivir surgieron en mi como la primavera en su mayor esplendor.