Callada no me veo, pero la verdad es que me aterra la idea de hablar sobre ellos, aquellos que profanaron mi cuerpo, entendieron señales donde no las había y no se cansaban de insistir. Especialmente él, quien robó mi inocencia, ese monstruo andante de la máscara que solo yo pude ver a través; ese que merodea por toda mi casa día y noche, porque no le basta el solo estar en mi memoria atormentándome. Espero ser la causa de su insomnio y enfermedad, porque aunque su padecimiento no cure mis heridas, o me permita habla sobre sus verdaderos colores; su sufrimiento de vez en cuando es motivo de mi alegría. Algún día, espero dejar de ser una cobarde.All Rights Reserved
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