«El hombre es un lobo para el propio hombre» rezaba un antiguo proverbio anónimo. Otros filósofos y religiosos se centraban más en la naturaleza misericordiosa y buena del ser humano, pero el tiempo no acababa de darles la razón. Porque el hombre, desde su nacimiento, vivía y crecía en tiempos de guerra. La paz sólo era un constructo imaginario difícil de alcanzar. Tobirama Senju, segundo hijo del hombre a la cabeza del clan Senju, no fue una excepción. El amor era un sentimiento difícil de conservar en un mundo tan hostil. Las alianzas matrimoniales se creaban años vista para facilitar cierta estabilidad entre clanes con el fin de conseguir aliados y amistades. Para sobrevivir. No había amor. Ello, por supuesto, no impedía a poetas y bardos cantar sobre él. El amor era la última y más pura expresión del ser humano. Izuna Uchiha, segundo hijo del hombre a la cabeza del clan Uchiha, no fue una excepción.All Rights Reserved