El cielo y el infierno, conceptos bastante complejos, pero a la vez sencillos, uno existe para castigar a los malos y el otro para premiar a los buenos, solía no creer en ninguno de ellos, solía pensar que no existía un Dios o un lucifer, solo seres humanos, simples, tontos y banales mortales y creía en el ciclo de la vida, naces, creces, a veces te reproduces y al final mueres, y eso era todo. Pero que ilusos somos al pensar que la muerte es el fin de la vida, del sufrimiento y la agonía. Nunca fui de las que se pregunto que había después de la muerte, para mi morías y hasta ahí quedabas, desaparecías y ya, al parecer me equivoque. No fue hasta que morí que me di cuenta de lo equivocada que estaba, la travesía apenas empezaba y para nada era lo que imaginaba. En mis planes estaba morir e irme a descansar de tanta porquería, solo no ver, sentir o escuchar nada mas, oscuridad total. Claramente en mis planes no contemplaba lo que pasaría después. No fui una buena persona en la tierra, así que se imaginaran que no fui al cielo de ninguna manera.