El cielo y el infierno, conceptos bastante complejos, pero a la vez sencillos, uno existe para castigar a los malos y el otro para premiar a los buenos, solía no creer en ninguno de ellos, solía pensar que no existía un Dios o un lucifer, solo seres humanos, simples, tontos y banales mortales y creía en el ciclo de la vida, naces, creces, a veces te reproduces y al final mueres, y eso era todo.
Pero que ilusos somos al pensar que la muerte es el fin de la vida, del sufrimiento y la agonía. Nunca fui de las que se pregunto que había después de la muerte, para mi morías y hasta ahí quedabas, desaparecías y ya, al parecer me equivoque.
No fue hasta que morí que me di cuenta de lo equivocada que estaba, la travesía apenas empezaba y para nada era lo que imaginaba.
En mis planes estaba morir e irme a descansar de tanta porquería, solo no ver, sentir o escuchar nada mas, oscuridad total. Claramente en mis planes no contemplaba lo que pasaría después.
No fui una buena persona en la tierra, así que se imaginaran que no fui al cielo de ninguna manera.
Sobrevivió a la muerte pero el verdadero peligro acaba de comenzar.
Todos en el reino enemigo deseaban verla muerta, su desaparición significaba el fin de una era... o eso creían.
En lugar de morir, fue enviada al distrito de jinetes, un lugar donde el peligro acecha en cada rincón, y donde su verdadera identidad debe permanecer oculta a toda costa.
Pero no está sola.
Entre traiciones, criaturas indomables y un destino que se cierne sobre ella se encuentra Rigel Heisenbergs: el jinete más letal del distrito.
Su misión es protegerla, pero su mayor deseo es verla destruida.
Cada mirada entre ellos es una batalla silenciosa. y cada paso que da la acerca más a una guerra que podría consumirlo todo.
Un beso, una profecía y una traición que cambiará el curso de la historia.