Durante estos 17 años de vida siempre he creído que todo lo que las personas dicen son tan solo palabras sin importancia. Palabras sin sentido ni argumento. Palabras que se dirigen directas a la boca sin recorrer mente y alma antes. Pero la vida me demostró que no todas las personas son iguales, que no todos los "te quiero" significan lo mismo y que no todas las palabras están vacías.