Un día llegué muy bajo, me sentí arrasar. Como cuando estas en el mar y una ola desprevenida te tira abajo, rápido. Te da vueltas y te hundes, más y más abajo. Perdida. Desorientada. Sin saber para donde es la superficie, hacia donde nadar para obtener un poco de oxígeno. Así me sentía. Completamente perdida y hundida bajo un mar de sentimientos abrasantes que día a día me aplastaban más y más. No sabía que hacer, quería deshacerme de ellos. Arrojarlos por la borda y sacarlos de mi pecho. Y así, como una ráfaga de viento que viene de ninguna parte, una idea cruzó mi mente. Como si fuera dicha por una voz escondida en el fondo de mi inconciencia. Como si el alma me hablara, me dijera que hacer. Como si mi yo interno me quisiera ayudar. Comencé a escribir, una actividad que nunca en la vida me había planteado. Leía, de vez en cuando. Pero nunca había escrito nada. Sin embargo, llevada por esa loca idea surgida de la nada comencé a soltar palabras envueltas en sentimientos. Desenredé, ordené y clasifiqué cada uno de ellos para poder expresarlos de la mejor manera posible. Para darme a entender. (Entenderme). Y de repente, aquellas cosas que creí no poder explicar cobraron significado en forma de letras, oraciones y párrafos. Así fue como comenzó este proyecto. Llevada por un instinto desconocido para mí. Pero que algo dentro mío pedía hacerlo. Escribir es aquello que hasta el día de hoy no pude dejar de hacer. Porque el alma me lo pide. Porque el corazón me lo pide. Lo hago para descargar. Para tratar de entender los sentimientos intensos que habitan mi corazón. Dejando en palabras aquellas experiencias que no quiero olvidar. Expresando amores ocultos. Dedicándole poesías a personas que jamás tuve el atrevimiento de decirles mis intenciones. Comencé a escribir para poder hablar aquello que nunca tuve el valor de decir. Escribí para solar. Para entender. Para explicar. Para vos.All Rights Reserved