Su presente se empezaba a convertir en un cliché. Tenoch ya no podía evitarlo más, después de dormir una noche con Isela no pudo contra las ganas de volver a verla, su sorpresa fue que se hecho una soga al cuello cuando la encontró en la casa de Oscar, su amigo de toda la vida. Isela Hernández no parecía una niña de diecinueve años cuando pensó que sería buena idea enredarse con un hombre de treintaicinco que podría ser su padre... o amigo de él. ¿Valía la pena? Por supuesto, Isela era como una droga que con probar una sola vez te volvías adicto y el hecho de que fuera prohibida incendiaba de deseo a los dos por dentro. Ninguno de los dos se iba a enamorar si se veían esporádicamente, ¿verdad? Próximamente. Baby Judas. Historia original. Prohibida su copia parcial o total.All Rights Reserved
1 part