Dayami y Yamida, esos habían sido sus nombres. No era que lo recordaban en realidad, sino que soñaban a veces con pesadillas en el que le llamaban de esa forma, y montones de monstruos: vampiros, hombres lobos, dragones, y colmillos. Sí, sobre todo colmillos y garras. Sin embargo, ellas sabían que se llamaban Alexandra y Daniela, mellizas, que gracias a una situación de crisis en su país de origen desean emigrar en busca de un cambio y estilo de vida completamente diferente. Su destino era: Greensboro, Carolina del Norte.
Alexandra tenía más oportunidad para conseguir un empleo, era carismática, guapa, y sabía hacer uso de sus dotes femenino. Pero, Daniela, ella definitivamente era lo opuesto a ella, ruda, malgeniada, y de palabras necesarias. Eso llevó a que una de ellas tuviera mejores oportunidades siempre, mientras la otra vivía bajo la sombra de esta. No obstante, ambas intentan ayudarse y apoyarse mutuamente para la supervivencia de su nuevo hogar.
En un día de trabajo, aparecen seis hombres hermosos en busca de unos anillos que muestren su vínculo, dos de ellos se habían quedado en el exterior de la tienda los cuales parecían ser sus escoltas llamados Tyler y Lucas. El problema surge cuando el llamado de sangre se manifiesta. Tanto, Alexandra y Daniela, como Tyler y Lucas, comienzan a sentir real atracción.
El problema justo estaba, en que al ser mellizas, no diferenciaban de donde provenía el aroma de aquel llamado. Poniendo en peligro la fidelidad entre las hermanas. Por otro lado, los cambiaformas lobos Tyler y Lucas, comienzan una lucha de confusión y celos a causa de esa manifestación antinatural para ellos, pues amar a dos personas y buscar emparejarse con ambas, no es lo que un lobo puede hacer y mucho menos aceptar.
-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce.
-Yo le quitaré virginidad -, grita Ace en voz alta.
-Ella me amara primero-, responde
Chris enfadado.
Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos.
Erica se encuentra sin hogar y sin familia después de que sus padres sean expulsados de la Manada del Oeste. Se ve obligada a tomar la única opción que se le presenta. Ir a la Manada del Norte y vivir con el Alfa, Luna, y sus hijos trillizos. Al no ser ajena a la Manada Norte, Erica es consciente de lo crueles que pueden ser Ace, Bryce y Chris. Pero lo que no espera es que la despojen de su condición de Beta y la consideren una Pícara dentro de la Manada. Avergonzada y atormentada, Erica se convierte en nada más que una cáscara de la mujer que solía ser. Hasta la fatídica noche en que encuentra a su pareja. ¿Aceptará el vínculo que le ha otorgado la Diosa de la Luna o huirá tan lejos como pueda?