Dayami y Yamida, esos habían sido sus nombres. No era que lo recordaban en realidad, sino que soñaban a veces con pesadillas en el que le llamaban de esa forma, y montones de monstruos: vampiros, hombres lobos, dragones, y colmillos. Sí, sobre todo colmillos y garras. Sin embargo, ellas sabían que se llamaban Alexandra y Daniela, mellizas, que gracias a una situación de crisis en su país de origen desean emigrar en busca de un cambio y estilo de vida completamente diferente. Su destino era: Greensboro, Carolina del Norte.
Alexandra tenía más oportunidad para conseguir un empleo, era carismática, guapa, y sabía hacer uso de sus dotes femenino. Pero, Daniela, ella definitivamente era lo opuesto a ella, ruda, malgeniada, y de palabras necesarias. Eso llevó a que una de ellas tuviera mejores oportunidades siempre, mientras la otra vivía bajo la sombra de esta. No obstante, ambas intentan ayudarse y apoyarse mutuamente para la supervivencia de su nuevo hogar.
En un día de trabajo, aparecen seis hombres hermosos en busca de unos anillos que muestren su vínculo, dos de ellos se habían quedado en el exterior de la tienda los cuales parecían ser sus escoltas llamados Tyler y Lucas. El problema surge cuando el llamado de sangre se manifiesta. Tanto, Alexandra y Daniela, como Tyler y Lucas, comienzan a sentir real atracción.
El problema justo estaba, en que al ser mellizas, no diferenciaban de donde provenía el aroma de aquel llamado. Poniendo en peligro la fidelidad entre las hermanas. Por otro lado, los cambiaformas lobos Tyler y Lucas, comienzan una lucha de confusión y celos a causa de esa manifestación antinatural para ellos, pues amar a dos personas y buscar emparejarse con ambas, no es lo que un lobo puede hacer y mucho menos aceptar.
En el silencio latente de la manada, donde el poder fluye con la misma intensidad que los secretos guardados, se teje una historia de deseos incontrolables y destinos entrelazados. Desde el momento en que sus caminos se cruzaron, su conexión fue innegable, pero las circunstancias los obligaron a ocultarla bajo la sombra de la familia.
Él siempre lo supo. Desde el primer latido, desde el primer roce, ella es su pareja destinada, la única que puede despertar su corazón dormido en su interior. Crecer a su lado, verla florecer bajo su protección, mientras mantenía el secreto que le quemaba en el alma, fue tanto una bendición como una maldición. Pero el tiempo de esperar ha terminado, y las líneas entre lo correcto y lo prohibido se desdibujan.
Ella, ajena a su verdadero destino, ha sido criada bajo la protección del alfa, sin saber que su cercanía ha avivado una pasión que ni el deber ni el peso de la corona podrán contener. Él la ha observado con paciencia, pero el deseo es una bestia salvaje que ha esperado demasiado. En cada roce, en cada mirada, el anhelo se vuelve más palpable, más abrasador.
Ahora, en el límite entre el control y el caos, ambos deben aceptar el lazo inquebrantable que los une, aunque el peligro y la pasión amenacen con consumirlos por completo.