Michael Butler siempre había sido un enigma, un misterio, que, a pesar de haber estado con muchas mujeres, ninguna podía entender, navegaba entre mujeres, observando quien lo podía complacer; la seducía, encantaba y la llevaba a su cama.
Simplemente era Michael Butler.
Irresistible y deseado Michael Butler.
Cuando llegó Grace Miller, una encantadora criatura digna de contemplar, amante perfecta, misteriosa, afrodisiaca, exquisita, lo excitaba sin fin; su perspectiva del placer cambió por completo.
El sexo era su arma letal, su seducción, sus movimientos sincronizados, sus besos, caricias y de más.
Todo parece ser perfecto, pero Grace Miller tiene otros planes oscuros en sus manos.