En esta quinta mudanza de Emma, su destino la lleva a Chicago, la ciudad que esta vez espera ser su última, aunque ella ya está cansada de tanto cambio. Conoce a un grupo de amigos muy variopintos, con los que se lleva bien en un principio, pero siente una profunda sensación de desorientación. Una tarde, tras una inquietante conversación con una chica de la zona "prohíbida", ésta desaparece sin dejar rastro. Desesperado, el padre de la joven acude a casa de Emma pidiendo ayuda para salvar a su hija. Lo que comenzó como una aventura para conocer gente nueva se vuelve una aterradora pesadilla.