A nadie le gusta lo habitual, los humanos están hechos para sentirse atraídos por lo prohibido, lo tabú, para desear lo que no pueden tener.
Así se siente Layra sobre el profesor Garrison, el sexy y carismático profesor que estaba completamente fuera de los límites. Lo que la consolaba era que, de todas formas, no creía que él nunca la miraría dos veces incluso aunque pudiera hacerlo.
Gilbert Garrison es un hombre que tiene el concepto de la palabra "profesional" muy bien definido y nunca cometería ningún acto indecoroso con ni a ningún estudiante, hasta que pone sus ojos en la señorita Layra Chester, su definición de la perfección andante.
En estos casos lo más sensato sería ignorar completamente sus sentimientos, mantener una relación estrictamente profesional y resignarse al hecho de que algo entre ellos dos es imposible.
Pero en este caso en particular, ninguno de los dos escogió el camino de la sensatez.