El valor, la gloria y las proezas no distinguen condición humana, los logros de los seres van más allá de su perfil, de sus singularidades y sus identidades, dichos logros están relacionados más con la fuerza del espíritu, con el impulso del corazón, el ímpetu e incluso el flexo solar como indicador inequívoco del deber y el hacer. Los sueños, los ideales van enmarcados en esperanzas. Se nació para ser y se es; inevitablemente.