Callé te quieros por miedo y verdades por no hacer daño. He abrazado a la persona que pensé que nunca me haría mal y me he dado cuenta de que esa persona no se merecía ni mi roce. Descubrí que el paraíso puede encontrarse en el tacto de una piel y que los besos pueden hacerte volar. Que lo que más daño nos hace es lo que más nos engancha. Y que a veces, las personas que menos esperamos, son las que más nos importan. Y quien iba a decir que esa persona iba a ser Jesús Oviedo.