Todo era normal para Harry Styles, un chico de casa que jamás había dado un dolor de cabeza a su familia. Su religión era normal, era su vida, el era testigo de Jehová. Aquella religión lo salvo de muchas cosas que la adolescencia no acostumbra a soportar, y el la amaba, amaba a Jehová. Sin embargo, luego de su dedicación en bautismo, se le presentaron muchas pruebas... Una de ellas: el amor. Pero no un amor común... Un amor por Luis Tomlinson. Un chico rudo, extraño, que desde el primer día que conoció a Harry, sabía que lo tendría entre sus manos.