El corazón es un músculo poderoso. Es el encargado de bombear la vida a nuestro cuerpo, de llevar la sangre a cada rincón de nuestro ser. Pero el corazón también tiene un papel importante en nuestras emociones, en nuestros sentimientos más profundos. Y a veces, cuando el corazón late con fuerza, las emociones se desbordan.
Angy lo sabía bien. Ella tenía un corazón fuerte, valiente y lleno de vida. Pero un día, sin previo aviso, su corazón se detuvo. Fue una muerte repentina, inesperada, que dejó un vacío en el corazón de quienes la querían, especialmente en William.
Pero su corazón no se detuvo para siempre, siguió latiendo en otra persona, en Nina. Ella no sabía mucho sobre Angy. Solo sabía que había recibido su corazón y que, gracias a él, tenía una segunda oportunidad en la vida. Pero pronto comenzó a notar algo extraño. Su corazón latía con fuerza, con un ritmo que ella no podía explicar. Y, aunque parecía imposible, comenzó a sentir que parte de Angy estaba todavía con ella.
Lo que Nina no sabía era que ese corazón latía con fuerza, y no sólo en su cuerpo, sino también en el de quien había sido el amor de la vida de Angy. Él no podía olvidarla, no podía superar la pérdida. Hasta que un día, en un lugar inesperado, se encontró con Nina.
Fue un encuentro fortuito, un choque de miradas que desencadenó una serie de emociones incontrolables. Para él, Nina era la viva imagen de Angy. Para ella, él era un desconocido que la miraba con tristeza. Pero el destino, a veces caprichoso, tenía otros planes.
Esta es la historia de cómo dos personas, unidas por el corazón de una chica que ya no está, aprenden a volver a amar. Esta es la historia de cómo la vida puede ser una montaña rusa de emociones, y cómo el amor puede ser el único antídoto para el dolor. Esta es la historia de Nina y William, y de cómo sus vidas se cruzaron para siempre.