Cuando ser diferente desde la concepción se volvió una maldición difícil de erradicar todo parecía perdido y destinado irremediablemente al fracaso. Pero cuando la diferencia se convierte en amenaza externa y una virtud unipersonal absolutamente todo se ve en la obligación de cambiar. Finalmente de eso se trata, evolucionar. La mejor arma no siempre termina siendo la más natural, sino la más extraordinaria.