Dennis vivía en la capital de Cintya, una enorme ciudad con millones de habitantes. En un mundo injusto, en el que los poderes son elegidos al azar y no todo el mundo tiene, él no era diferente, ni destacaba sobre los demás. Él pertenecía a una minoría, lo cual era motivo de muchos maltratos y burlas: no tenía ningún poder. A las afueras de el enorme país en el que se encontraba el lugar, puede que eso no supusiera ningún problema, pero, en aquella ciudad guerrera, en la que desde muy pequeño te enseñan a predominar sobre los demás, a ser superior, a liderar, él era solo un problema, un estorbo. Un bicho fácil de aplastar. Si tienes poderes puedes hacerte escuchar, y desde niño intentarán que sea el más inteligente, fuerte... Pero, por muy listo que seas, si no tienes ninguna habilidad especial, no serías nada.
Por eso, no quiero que me sonrías. No lo hagas.