Fue entonces cuando descubrí un sistema de creación de mundos imaginarios. Este sistema me permitió crear nuevos mundos dentro del Oasis basándome en mis películas y videojuegos favoritos, permitiendo mi propia interpretación para que solo en su estilo. Mi primer mundo fue una recreación perfecta de mi juego de rol favorito, Dungeons and Dragons. Con cada detalle cuidado y una historia épica que llevaría a los jugadores a través de mazmorras, batallas en el bosque y encuentros con poderosos magos. Rápidamente, el mundo se volvió popular entre los jugadores del Oasis, convirtiéndose en uno de los más visitados. La experiencia fue tan interesante que sabia que no podia parar ahi. Comencé a crear mundos basados en mis películas y videojuegos favoritos. Desde una isla de dinosaurios como en Jurassic Park hasta una ciudad futurista con autos voladores como en Blade Runner. Todo lo que se me ocurriera, lo podría crear. A medida que continuaba expandiendo mi catálogo de mundos, llegó un momento en que tenía suficientes recursos y objetos para vender dentro del Oasis, convirtiéndome en uno de los empresarios más exitosos dentro del universo virtual. Sin embargo, mi éxito también me terminó los problemas. Algunos competidores trataron de boicotear mi negocio, y tuvieron que luchar para mantener mi estabilidad económica y mi legado en el multiverso. A pesar de estos desafíos, no había nada que pudiera impedirme ser uno de los creadores de mundos más respetados del Oasis. Y así, me convertí en una leyenda, viviendo aventuras épicas en mis propios mundos imaginarios y obteniendo una experiencia mucho más allá de lo que podría haber experimentado en el mundo real.