『••☔︎︎••』
━━¿Puedo preguntarte algo, Isako?
━━¿Uh? Claro, Wakasa. Puedes preguntarme lo que quieras.
━━... ¿Por qué amas tanto la lluvia?
La de ojos marrones como el café observaron al del mayor de manera inmediata, denotando algo de sorpresa y confusión. Isako no se esperaba que se lo preguntara ahora: ambos sentados afuera de su casa bajo el techo, escuchando canciones relajantes, las cuales encajaban de manera casi perfecta como para perderse en ellas, mientras veían las diversas gotas de agua caer simultáneamente del cielo casi nocturno y bebían una taza de café.
━━Oh, pues... ━━Guardó silencio por unos minutos y le dio un pequeño sorbo de su taza con un poco de nervios, luego de eso tomó un poco de aire para mirar y responderle a su amigo.━━ Sonará tonto... Si te soy sincera, a mí no me gustaba la lluvia.
━━¿En serio? ━━Cuestionó el de mechones rubios y morados, viendo a la contraria con ligera extrañeza.━━
━━Sí... Pero desde el día que habíamos quedado atrapados en el ascensor, yo... me cuestioné por un instante. "¿Qué me estoy haciendo?" Al recordar cómo me sentí ahí dentro y el caos en mi cabeza, me costaba procesar mi situación y mi estabilidad emocional. Cuando te fuiste, estuve bajo la lluvia por unos cuantos segundos... Lloré. Y amigo, me sentí más ligera por un instante. Las gotas eran como besos relajantes y de consuelo en mi cuerpo y en mi alma... Desde entonces, cuando llueve, me ponía debajo de ella para quitarme cada nuevo peso de encima y disfrutarla... No sé si lo entiendes, Wakasa. ━━Volteó a ver al mencionado, con una ligera sonrisa. Con él podía confiar en contarle y confiarle todo, porque sabía que Wakasa escuchaba y nunca diría nada a nadie. Cada alegría. Cada pena. La primera vez que no se sentía sola en su amor por la lluvia.━━
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Adelin debe enfrentarse a un juego enfermizo mientras convive con un asesino serial y un chico que lo da todo por ella.
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Todos culpan a Adelin Rivas de la misteriosa muerte de su madre.
Nadie quería cruzarse con la "chica tragedia", porque se decía que por donde ella pasaba, solo dejaba desgracia.
Le acusaban por cada hecho extraño sucedido en aquel lugar. ¿Era culpable? Nadie tenía la certeza, pero algo sí podían asegurar: todo se relacionaba con ella.
¿Coincidencia? No lo creo.
Cuando todo parecía no poder ir peor, su cuaderno de canciones cayó en manos de un demente. A partir de ahí, deberá enfrentarse a ese juego enfermizo mientras convive con otro asesino serial y un chico que lo da todo por ella.
Preciosísima portada ilustrada por la talentosa @imfleurie