Caliente y áspera fuiste encontrada Por profundas espinas te guiaste hasta acabar en mi Nitido y claro era el espesor de mi dolor La herida que tanto acribillaba mi mente impotente de ti Refugiada entre una explosión de abismo y desordenado color El calor desprendido de tu pupila dorada con ansia de respirar La vida entregada por tu belleza ilegal cometido pecado el cual triste no pudo caminar