Charles Leclerc y Max Verstappen siempre fueron grandes rivales en la pista pero fuera de aquel mundo no había nada más que unos simples conocidos. Se decían lo típico un "Hola", "Buenos días" o la mítica "Mate, que buena carrera hiciste". Solo había un detallito que no se había contado y es que Max siempre estuvo enamorado de Charles y Leclerc siempre estuvo obsesionado con Verstappen.