Las semillas de guayota.

En la época prehispánica mucho antes de la colonización de las islas Canarias un grupo de guanches axaentemires, que era como se denominaba a los guerreros espirituales de esa raza, se sometían a diferentes rituales en su preparatoria para su final nombramiento como guerreros.
Uno de esos rituales consistía en ingerir cierto tipo de plantas entre ellas las conocidas semillas de guayota que proporcionaban a los guerreros un viaje interior, el cual les otorgaría una sensibilidad especial y un discernimiento primordial que les ayudaba a adelantarse a las acciones de sus enemigos, logrando así ser los más temidos y respetados guerreros del archipiélago. Un niño de apenas 12 años rebelde y con ideales distintos, haría de su pueblo un lugar del que con el tiempo todos los menceyatos hablarían.