¿Quién lo diría? Cuando me había resignado a aceptar dejar a mis mejores amigos y mi ciudad natal para mudarme a Los Angeles con mis padres, creí que mi estadía sería aburrida y melancólica, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que, gracias a ella, no sería así. ¿Aburrida? Ni un poco. ¿Melancólica? Tal vez.All Rights Reserved