Atrapada en la rutina y sofocada por un empleo rutinario, Daiana lamenta haber dejado la granja familiar en busca de un sueño que carece de raíces y, con ella, a sus cinco hermanos y a sus tradicionales padres. Derrotada y sin esperanzas, sabe que le queda una última oportunidad antes de volver a casa con el rabo entre las piernas. Sin embargo, en el momento en que un extraño frasco de perfume ingresa a Koskovish Antigüedades, su vida se torna más interesante. Y complicada. Milo es el muchacho más apuesto que ha visto en su vida y también el más exasperante, por no mencionar un pequeño detalle: es un genio. Pero no del tipo superdotado. Ella ha frotado su lámpara y lo ha sacado de su cómoda vida por lo que no se irá hasta cumplir con el trato. Él le debe algunos deseos y no parará hasta que el último haya sido concedido. Daiana sabe que ha metido la pata y es probable que Milo sea la única solución a su aburrida vida.